Alfredo Tauber: “Es muy visceral la manera en que decido los caminos por los que voy a crear música”

Alfredo Tauber aborda la música como un vehículo de expresión. Para él la creación se extiende más allá de lo que resulta definir por estilos y formatos. Codex Big Band, su última grabación, es una síntesis de toda su carrera y será parte de lo que mostrará en vivo en el escenario de GAM el próximo 10 de enero, sumándose a la programación del Festival Teatro a Mil .

Entrevistas 06/01/2023 Gabriel Rodríguez Gabriel Rodríguez
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Alfredo Tauber.

Es uno de los últimos lunes de diciembre, mientras la gente apura los regalos navideños, al otro lado del monitor se encuentra Alfredo Tauber, trombonista, multiinstrumentista, compositor y productor. No solo es un destacado músico de varios proyectos que van desde el Hip-hop al jazz pasando por el reggae, el ska  y el R&B. También es poseedor de una sólida carrera solista, donde prima la experimentación y los desafíos musicales. Tauber es uno de los artistas formados bajo el semillero de la emblemática Conchalí Big Band. Ahora es su más reciente producción llamada Codex Big-Band, reversiona sus propias composiciones para el mismo formato donde se acercó a la música y en el cual ha profundizado en sus previas exploraciones orquestales.

 

¿Cómo fue el proceso de grabación de Codex en formato Big-band para ti y para tu banda?

Fue una grabación muy orgánica. Preparé a la orquesta ensayando y tocando mucho en vivo, sacando el rollo a la música más  que solo leyendo las partituras. En el estudio tuvimos dos jornadas intensas de grabar la música en vivo, todos juntos en la misma sala, a la vieja usanza. En el proceso, me di cuenta que Codex Big Bang viene a ser una especie de síntesis de 10 años trabajando haciendo música, entre mis proyectos personales y lo colaborativo. Es una consecuencia natural al trabajo hecho con la Mapocho Orquesta, con la Brígida Orquesta, con Ana Tijoux, con Mercurio Paradise. Dentro del disco, hay un poco de cada uno, gran parte de la big band son músicos que participan de estos proyectos y con los que tocamos constantemente.

En  la medida que estábamos ensayando, ya teníamos varios temas del repertorio del disco Codex y se me ocurrió incorporar un tema de Hibernación (2019).Después incorporé un par de temas de Asteroide (2016), un disco que hice antes con Mercurio Paradise, luego pensé que me faltaba un tema de Pterodáctilo Rex (2022). Seguí llegando con temas nuevos hasta poco antes de grabar, tenía presupuestado un disco de 6  o 7 temas y terminó siendo un disco de 12 temas.

Este Codex (Big Band) no es solo una relectura. Ahora que te escucho entiendo que es una síntesis de tu carrera y tus influencias. ¿Qué  te motivó a cambiar de formato? ¿ Fue muy distinto trabajar los arreglos para big band?

Me gustan harto los desafíos musicales. Cada vez que publico algo, viene desde una pregunta muy lúdica. Llegar al formato big band fue al mismo tiempo dar un paso adelante en esta experimentación, para volver a la herencia de la Conchalí Big-band. Con la Mapocho Orquesta también me he dedicado a escribir música. Lo que me ha dado mucho training para escribir música que requiere un poco más de trabajo. Lo que me gusta mucho de este formato es que hay mucho de manufactura. Es como un telar, un tejido, muy distinto a hacer la música desde un computador,  siento que este disco está tejido a mano.

Hay algo artesanal en esa creación.

Claro, es seguir la tradición de los grandes compositores que escribieron la música que escucho. Me encanta Duke Ellington y Count Basie, hay una lista interminable de maestros de ese formato que son una influencia para este disco. 

Esa época más dorada del jazz donde se grababa en otro formato. En décadas posteriores por  distintos factores esa forma predominante se perdió, pero los referentes siguieron allí.  Si uno habla de jazz clásico uno se refiere a Ellington, a Basie.  ¿Cómo te llevas con esa influencia?

A estas alturas del partido, proponer hacer música en estos formatos, conlleva una resistencia. Es muy visceral la manera en que decido los caminos por lo que voy a crear música, con el tiempo me voy dando cuenta de que se trata el camino que estoy recorriendo. 

¿Cómo dialogan ambas versiones de Codex?

Una vez que terminé Codex (2020), me di cuenta que existía un voicing, una manera de disponer las notas, que se repetía en todo el disco. En todas las composiciones existía esa disposición en diferentes contextos. Por ejemplo, en una canción era la línea del bajo, en otra un ostinato del piano tenía esa manera de disponer las notas, la melodía, etc. Sin querer, había generado un código con el que había construido todas las composiciones de ese disco. En este nuevo disco, hay una profundización de ese contenido, pero en este caso me salí del sonido más moderno. Eso se refleja desde el principio, en la portada, que es  similar a la primera pero esta vez está pintada a mano. La idea era volver al origen  de algo que venía desde lo digital y volver a lo análogo.

         

¿Cómo concibes la comunicación con el oyente a la hora de componer?

Uno de los fenómenos importantes de la música es tocar en vivo. A veces me pasa por temporadas que solo quiero estar componiendo sin tocar, pero siento que la música se completa cuando es escuchada. Cuando la persona que está frente a tí la escucha. Me encanta que exista  un espacio de improvisación dentro de la música que escribo, que sea diferente cada vez. Es como cuando tenemos un tema de conversación, pero ese tema es distinto cada vez que nos ponemos a conversar. 

En Codex hay una multiplicidad de estilos y ritmos musicales que se articulan de gran manera (funk, jazz, reggae, dub) ¿Tiene algún sentido para tí seguir clasificando la música en estilos? 

Siento que es limitante categorizar la música, a menos que te dediques a un estilo de música particular como el folclore, o un cultor del estilo que sea. Por ejemplo, con Mercurio Paradise me dedicaba a hacer música jamaicana porque me gustaba mucho. Pero en algún momento tuve que separar  mi propia visión creativa de la de este grupo, ahí me di cuenta de que no me servía mucho encasillarme en un estilo. Todavía me complico un poco cuando voy en el Uber a una tocata y me preguntan qué estilo de música toco ¿para qué voy a dar la lata?

Cuando decides moldear tu propio estilo, hay una parte subconsciente que también toma esa decisión por tí. En ese sentido, trato de ser bien leal a las cosas que siento musicalmente, pero también me surgen dudas a veces. Quizá creando discos tan diferentes, nadie va a entender lo que estoy haciendo. Por ahora he tratado de no pensar tanto en los términos capitalistas del éxito. No podría negarme a hacer las cosas que  quiero hacer musicalmente hablando.

 

Claro, tiene que tener algún sentido

Claro, para mi es super importante tener controlado mi plano de la fantasía. El mundo real te ataca por todos lados, te dice: “junta la plata para el arriendo, anda al dentista, haz ejercicio, come sano”. Eso está bien porque hay que tener eso bajo control porque sino pasan cosas malas. 

Pero en el plano de la fantasía siento que es otra parte del ser humano que hay que nutrir y eso es a través del arte y expresando las cosas que te pasan. Para mí la música es ese canal de expresión. Es super importante gestionar mis emociones a través de lo que hago.

Eres un músico muy versátil que transita por muchos espacios y sonoridades. Has sido y eres parte de diversos proyectos ¿Cómo influyen en tu propia experiencia creativa participar en estos proyectos diversos y en tus próximos pasos?

Hay varias aristas que comprenden mi quehacer musical. La Conchalí Big Band tuvo una especial importancia porque entendí el carácter social que tiene  el arte, el arte ayuda a las personas a expresar esas cosas. Eso fue lo más revelador. 

Mercurio Paradise fue un laboratorio, ahí hice un montón de trabajos que no sabía cómo se llamaban y después me di cuenta que eso era ser compositor, productor, gestor cultural, cosas que tenían título pero que yo las hacía para empujar el proyecto. 

El trabajo con la banda de la Ana (Tijoux), es tocar con una tremenda referente para muchas generaciones de músicos en Chile, de la lucha feminista y del quehacer político del arte. Con ella tuve la posibilidad de viajar mucho, entonces me sirvió para encontrarme con otras realidades y formas de vivir. 

Creo que también pesa un estigma sobre el trabajo artístico y el trabajo independiente y también la precarización propia del quehacer. Al menos en Chile estamos bien desprotegidos en materia de seguridad social, es una realidad compartida con otros trabajadores independientes en cualquier ámbito.

En ese sentido, no quiero dejar de preguntarte por la situación  de la Conchalí Big Band. El director de la orquesta hace poco declaró en una entrevista para Furia Jazz, que estaban en una situación bien crítica debido a la falta de fondos ¿Cómo ves esta situación de un proyecto tan significativo?

Creo que la Conchalí a esta altura no debería tener que probarle nada a nadie, para mi es un proyecto que está super comprobado que funciona. Que suceda esto es una radiografía tristísima de lo que sucede a nivel país. Tanto el arte como las manifestaciones populares son difíciles de capitalizar, entonces como el capital no puede clasificarlo, no son interesantes para el mercado.

Tampoco me gusta idealizar de que en Europa está todo bien pero sí existen políticas públicas para que las cosas funcionen un poco mejor. A mi me parece absurdo que la Conchalí exista hace casi 30 años y no sea una idea replicada en todo Chile. Debería ser como una FOJI.  Ahí donde falla la política pública, la búsqueda de estas iniciativas debe contener tejido popular y debe partir desde el trabajo colectivo. Siento que debo ser solidario con el conocimiento que tengo para seguir tejiendo esas redes. 

¿ Qué significa para ti tocar en el marco del festival Teatro a Mil?

Me encanta la posibilidad de poder lanzar un disco en un lugar tan bonito como el GAM y en el marco de este festival. Agradezco a la Fundación Teatro a Mil la oportunidad de poder mostrar mi trabajo, porque también siento que no hay muchos lugares para tocar música en este formato.

¿ Hay alguna obra que quieras recomendar?

Me gusta mucho, de vez en cuando voy al teatro. La última  obra que fui a ver fue la de mi amigo Tomás Gonzáles, que es actor y músico. La obra se llama Espíritu y la vi en el GAM también. Una muy buena obra, la recomiendo mucho. Esta obra habla de la senda del artista contra el miedo.

¿ Qué pueden esperar los asistentes a la presentación en vivo de Codex Big Band el próximo 10 de enero en el GAM? 

Cualquier cosa, la música que hago tiene mucho de espontaneidad e improvisación. A mi me gusta mucho que la música reaccione al público y no al revés, porque esa comunicación permite que la música suene diferente. Lo que sí te puedo decir, es que la música está hecha con mucho cariño, pensando en la gente que va a tocar en la big band. Aproveché las mejores virtudes de cada músico que iba a tocar en la orquesta. Si bien en la big band la mayor parte de la música está escrita, hay mucho espacio para que cada uno de los que participa puedan interpretar a su manera lo que está pasando.

¿Qué estás escuchando actualmente? ¿Te gustaría recomendar algún disco? ¿ Algún disco de jazz chileno?

Últimamente he estado escuchando mucho reggae y mi disco favorito del año  es un disco póstumo  de una banda que se llama The Frightnrs del mismo sello que  grababa a Amy Winehouse (Daptone records). Tiene ese color muy sesentero, tipo Motown, grabaciones muy análogas. 

Respecto al jazz chileno recomendaría el disco de Juan Pablo Salvo que acaba de sacar un disco de Big-band, fue muy bacán porque yo grabé en su disco y él en el mío. Ambos estábamos haciendo discos en formato big band . Tiene unas composiciones muy bonitas y tremendos solistas con músicos super destacados como Agustín Moya y Jonathan Gatica. El disco del Juanpi está muy bueno.


Alfredo Tauber y su proyecto Big band se presentarán en el Centro cultural Gam el próximo martes 10 de enero a las 21:00 hrs. 

Entradas a través de 

https://teatroamil.cl/catalogo-obras/codex-big-band/

La banda está compuesta por Alfredo junto a quince destacad@s music@s chilen@s:

Matías Mardones- Batería

Cristián Orellana- Bajo

Camilo Aliaga-Piano

Raimundo Santander- Guitarra

Pablo Jara- Saxo Barítono

Andrés Pérez y Cristián Gallardo- Saxo Alto

Ed Niedhardt - Saxo tenor y  Flauta

Fran Vilches, José Moraga, Alejandro Allaria- Trombones

Mauricio Castillo, Juan pablo Salvo, Italo Viveros- Trompeta 

Francisca Buendía- Voz

Alfredo Tauber- Trombón y Dirección general.


Gabriel Rodríguez Castro, sociólogo, nacido en 1986 el mismo año del accidente de Chernóbil y la mano de dios de Maradona. Vive en Concepción con Paty su compañera, y sus perr@s: Jazz, Nami, Malva y Laika. Sujeto disperso con cierta tendencia obsesiva a la música y todos sus derivados, pese a no saber tocar ni el timbre. Un par de veces soñó que era campeón con Santiago Wanderers atajando un penal en la final. No se resiste a los discos de vinilos ni a cualquier cosa que tenga palta. Le gusta la poesía simple y efectiva que golpea como un gancho al mentón.